Corría el mes de agosto de 1980. Yo tenía entonces veintiuno. En el pequeño puerto se realizó un cambio de guardia. El Teniente Lemos que era el oficial aquella noche, acudió a mi litera y me dijo:
Puerto Chico
Pensamientos
Emprender
Lo he meditado durante casi un mes. Concretamente desde el día de mi cumpleaños. Es un año de cambios vitales para todos, que me han dado la suficiente motivación para realizarlo: Voy a emprender.
Estoy muy ilusionado. Dicen que cuando te levantas por las mañanas con este deseo que tengo de proseguir mis tareas del día anterior, es la señal de empezar. Así me siento hoy.
Sé que este periplo es como un viaje. Para mí ahora lleno de sorpresas y descubrimientos. Habrá momentos de lluvia y tormentas, pero también habrá instantes de satisfacciones y alegrías.
Ahora está saliendo el sol detrás de una nube así que como dicen en Argentina: Siempre que llovió paró.
Voy a empezar. Os iré contando.
¿Somos Responsables?
Sí ya lo sé, me diréis que soy intolerante y que exagero, pero no puedo callarme y cerrar la boca no contando lo que veo cuando salgo a pasear y mira que salgo poco. Tengo muchas ganas de aprovechar las horas que nos han marcado para caminar, ejercitarnos y poder ir adaptándonos a la nueva realidad, pero lo paso mal. Ayer por la tarde ya vi desde mi ventana a un grupo de chicas de entre 14 y 16 años, divirtiéndose y es justo que lo hagan pero juntándose sin mascarillas y bebiendo en la azotea de su edificio. Dejaban los vasos encima de la cornisa, con el peligro de que cayeran a la calle. Estuve un rato pensándolo pero al final ya no pude aguantarme más.
Abrí mi ventana y les dije: —No podéis estar así sin mascarilla y todas juntas—
—Grupo de 10 podemos estar—me contestaron. Como mínimo eran 15.
Al cabo de un rato salí de nuevo, esta vez con mi móvil hablando directamente con la guardia urbana. Vi entonces como una de ellas se asomaba al ojo de buey que hay en el edificio y me mostraba la mascarilla haciéndome señas a la vez, para que me percatara.
Luego me supo mal por un lado haberles aguado la fiesta, todos hemos sido jóvenes. Pero pensé en sus padres y sus abuelos y en que si mis hijas hubieran ido a una fiesta, me gustaría que se comportaran para evitar un contagio a sus mayores.
Hoy he vuelto a salir a las 9 de la mañana para pasear hasta las 10 que es nuestra hora. Tili me ha acompañado. Hemos tomado el sol 10 minutos y luego hemos caminado, sorteando obstáculos de personal sin mascarilla, runners aficionados exhalando a menos de un metro y señoras en el supermercado a las que hay que reñir porque no se ponen la mascarilla ni los guantes y no hay empleados que se lo digan.
Al final me doy cuenta que la sociedad se ha ido tornando en insolidaria, en las últimas generaciones que no vivieron la transición. ¿Cómo les hemos educado? Todo vale y «no me discuta que usted no es nadie para decirme lo que tengo que hacer»
Después dicen que el estado de alarma es una merma de las libertades individuales. En parte puede ser, pero gracias a ello, los irresponsables son menos y se ha logrado controlar la pandemia.
¿Salgo o me quedo?
Hoy 2 de mayo era el día elegido para poder salir a pasear, hacer deporte según unas franjas horarias. El confinamiento ya dura demasiados días, en mi caso desde el 13 de marzo, y tenía la intención de dar una vuelta pero después de ver al personal en bandada, ocupando las calles mezclándose runners con viandantes y no guardando las distancias de seguridad, he decidido quedarme en casa. Ya habrá ocasión mas adelante.
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Imagen cedida por el periódico.com
Aquí estoy de nuevo
Sí. Ya lo sé. Hace demasiado tiempo que no publico una entrada. Para ser exactos, desde el 27 de abril de 2014 que se dice pronto. Son casi seis años. En este tiempo me han sucedido muchas cosas. Bueno a mí y a vosotros también. Lo que nunca hubiéramos podido imaginar ni vosotros ni yo, es que nos encontrásemos hoy aquí 21 de abril de 2020 confinados en nuestras casas, sin poder salir a la calle más que para ir a comprar víveres y medicamentos; saludando con la mano a nuestros vecinos del edificio de enfrente y aplaudiendo con ellos al unísono cuando aparece en nuestro móvil la hora acordada: Las ocho de la noche. Es por eso que vuelvo a escribiros. Lo acabo de decidir. Mañana continuaré y os explicaré
Cumpleaños: Esa extraña tradición
Pienso en los días que faltan para cumplir un año más y aunque estoy contento por las sensaciones que se suceden en las semanas previas al festejo, hay un detalle al que no daba importancia. Desde hace unos años cada vez que se acerca la fecha, un sudor frío recorre mi cuerpo y se me ponen los nervios en el estómago. El motivo de esta desazón tiene que ver con el encuentro ese día (mi aniversario) con los conocidos, compañeros de trabajo y clientes pues hay que invitarles.
“Buenos días¿Hoy es tu cumpleaños no?……” “Hombre Xavi, ¿qué tal estás? Me han dicho tus compañeros que hoy cumples años. Felicidades!! Y así todo el santo día. Imagínense que me lo dicen 50 personas…..una simple multiplicación y el resultado de tal desaguisado cae por su propio peso. Eso es sólo el principio del día porque claro, como es costumbre llega la hora de comer y algún graciosillo, que los hay comenta: “Oye Xavi, ¿hoy te pagarás un vermut no? Como es tu cumpleaños podríamos celebrarlo en el bar de la esquina antes de ir a casa”….Y claro el pringao de turno a pagar el gasto!!
Los argentinos en eso, son más prácticos que nosotros. Veneran al que cumple años y lo miman de verdad. Tanto es así que van a comer o a cenar y le pagan la comida entre todos al homenajeado. Para mí que esta costumbre nació en alguna crisis de ese país. Seguramente debían hacerlo como nosotros, pero cuando Hernán (el cumpleañero) les dijo a sus amigos: “Chicos hoy no habrá asadito para celebrar mi cumple, lo siento pero no tengo guita” Entonces sus amigos le dijeron al unísono: “No te preocupés lo pagamos entre todos”. Eran 6 pero dividieron la nota entre 5 y Hernán no pagó. Aquí deberíamos tomar ejemplo y así nadie escurriría el bulto como ahora, en que para evitar el convite nos pedimos vacaciones el día señalado. Es que en lugar de ser una fecha especial en que recibimos regalos y nos tratan como a reyes, nos dan el gran sablazo.
Artículo publicado en la Revista Digital eye2 magazine