Sí ya lo sé, me diréis que soy intolerante y que exagero, pero no puedo callarme y cerrar la boca no contando lo que veo cuando salgo a pasear y mira que salgo poco. Tengo muchas ganas de aprovechar las horas que nos han marcado para caminar, ejercitarnos y poder ir adaptándonos a la nueva realidad, pero lo paso mal. Ayer por la tarde ya vi desde mi ventana a un grupo de chicas de entre 14 y 16 años, divirtiéndose y es justo que lo hagan pero juntándose sin mascarillas y bebiendo en la azotea de su edificio. Dejaban los vasos encima de la cornisa, con el peligro de que cayeran a la calle. Estuve un rato pensándolo pero al final ya no pude aguantarme más.
Abrí mi ventana y les dije: —No podéis estar así sin mascarilla y todas juntas—
—Grupo de 10 podemos estar—me contestaron. Como mínimo eran 15.
Al cabo de un rato salí de nuevo, esta vez con mi móvil hablando directamente con la guardia urbana. Vi entonces como una de ellas se asomaba al ojo de buey que hay en el edificio y me mostraba la mascarilla haciéndome señas a la vez, para que me percatara.
Luego me supo mal por un lado haberles aguado la fiesta, todos hemos sido jóvenes. Pero pensé en sus padres y sus abuelos y en que si mis hijas hubieran ido a una fiesta, me gustaría que se comportaran para evitar un contagio a sus mayores.
Hoy he vuelto a salir a las 9 de la mañana para pasear hasta las 10 que es nuestra hora. Tili me ha acompañado. Hemos tomado el sol 10 minutos y luego hemos caminado, sorteando obstáculos de personal sin mascarilla, runners aficionados exhalando a menos de un metro y señoras en el supermercado a las que hay que reñir porque no se ponen la mascarilla ni los guantes y no hay empleados que se lo digan.
Al final me doy cuenta que la sociedad se ha ido tornando en insolidaria, en las últimas generaciones que no vivieron la transición. ¿Cómo les hemos educado? Todo vale y «no me discuta que usted no es nadie para decirme lo que tengo que hacer»
Después dicen que el estado de alarma es una merma de las libertades individuales. En parte puede ser, pero gracias a ello, los irresponsables son menos y se ha logrado controlar la pandemia.