Llevo casi 3 meses alejado de mi, como en un camino corto aunque tortuoso por lo difícil que se me hace a veces vivir el momento presente, dejar a un lado los pensamientos que me vienen y simplemente estar en lo que sucede y pasa a mi alrededor cada segundo. Lo había conseguido hace ahora casi un año, cuando dedicaba la última hora y media de los Lunes al sano arte de la meditación y la relajación guiadas. El tono vital que imprime esta práctica se va perdiendo con el tiempo cuando dejas de acudir a las clases. Es como todo: se trata de no perder la costumbre y volver a educar la respiración , la mirada y el gesto para que la mente se serene y fluya esa sensación agradable de paz interior.
Mi caso es curioso y me imagino a muchas personas que como yo, tienen problemas para dormir plácidamente, para no pensar en el trabajo más que en sus otras facetas que como ser humano componen su totalidad. Pero esta semana ha tenido dos fases muy interesantes. La primera empezó cuando el pasado viernes día 18 acabé a las 21:50 en la Oficina y me vino a buscar Tili. Los dos estamos realizando un régimen alimenticio basado en una dieta hiperprotéica e hipócalórica que nos permite comer ciertos sobres proteinados, mucha verdura, alguna fruta y sólo pollo y pescado como alimentos sólidos. Decidimos que empezaría mis mini-vacaciones comiendo pescado y marisco en el Restaurante Japonés Sanshirou, muy cercarno al barrio en donde vivimos. A partir de ese momento empecé de nuevo a vivir el momento presente, deleitándome con los manjares exquisitos que nos sirvieron y sin tener en cuenta la hora de la noche que poco a poco iba transcurriendo. Lo pasamos muy bien los dos, conversando de nuestras cosas y salimos satisfechos tanto de la comida como del trato que nos dispensaron. Al día siguiente Sábado fuimos a ver a mi hermana que tiene una tienda de ropa de hombre, justo en el Hotel Hilton de la Diagonal, llamada Pietro&Ducos, a buscar un pantalón que me habían arreglado. Aprovechamos para hacer algo diferente y mientras Tili iba un rato de compras yo me quedé en el Hall del Hotel tomando un Capuccino y viendo el partido de la final del Campeonato Mundial de Clubs de fútbol en Dubai , pues jugaba el Barça y quería verlo allí. Seguía con las sensación de vivir el momento, no llevaba reloj, lo que ayudaba a mantener la idea de estar de vacaciones en otro país y otra ciudad. El Cerebro interpreta la rutina y cuando le cambiamos el ritmo, el tempo y el escenario, da la orden para segregar hormonas que nos llevan a un estado placentero. El Domingo 20 en que las tiendas de nuestra zona estaban abiertas, seguimos caminando por L’Illa Diagonal y nos sentamos en el Restaurant Sushi&Wok de los propietarios de la cadena Lactuca, de Comida Sana Mediterránea, que le han realizado un cambio en la propuesta, que nos pareció muy acertada. Ahora a parte de las fabulosas Ensaladas de todo tipo incluyen pescado, marisco y hortalizas cocinadas al Wok o al Teppanyaki.
Así transcurrió la primera parte de mi semana de vacaciones, con muchas salidas, con mucho frío pero abrigados con orejeras y gorro de nieve para pasear sin helarnos. Como es la mente que el Lunes interpretó que yo tenía fiesta pero muchos de los mortales se tenían que levantar para ir a trabajar, lo que me hizo dormir a ratos y despertarme a otros, llenándome de cierta intranquilidad. Intenté respirar hondo cuando me levanté y me duché dando al día un tempo lento, pero estuve enfrascado en pensamientos negativos que me costaba erradicar y convertir en positivos, lo más sencillo hubiera sido salir a la calle y simplemente caminar y ver el cielo, cosa que hago a menudo cuando caigo en estos estados.
El Miércoles estuve con mis antiguos compañeros de trabajo haciendo un vermouth y hablando de los viejos tiempos y aunque siempre se comenta algo que tiene que ver con las tareas, la forma, el tiempo que hacía que no estaba con ellos, me produjeron agradables sensaciones de nuevo.
Cuando estoy escribiendo esta Entrada, he tenido 3 días muy agradables recientemente: La Nochebuena del jueves con nuestros amigos Argentinos,celebrando la llegada de la Navidad hasta las 4 de la mañana en que me acosté. Ayer Navidad en que me dediqué a montar un ordenador que he ido comprando a piezas y hoy San Estéban en la comida en que mis padres nos obsequian a todos los hermanos sus parejas e hijos en un Restaurante, Costa Gallega del Passeig de Gracia, en que el régimen ha pasado a un segundo término por unas horas.
Es innegable que nosotros somos el timón de nuestras vidas y que parte de la felicidad se halla en los pequeños momentos y en las pequeñas cosas compartidas con nuestros semejantes. La forma en que la mente interprete nuestros actos y como nosotros ayudemos a poner el aderezo necesario, hara que vivamos una experiencia de vida mejor.
A partir de ahora mismo voy a intentarlo de nuevo.