Con tu vestido oscuro, el brillo de tu cuello de strass y los pendientes que me mostraste y te elegí, subiste a la
tarima. La luz fue dirigida a tu tez blanca y medio rostro te quedo a la sombra. Entendí tu meticulosidad de artista cuando vi la belleza que generaste. Estabas radiante. Acomodaste el sonido de tu voz con sutileza. Apenas unos minutos y estabas lista para emprender de nuevo el vuelo. La artista que hay en ti fue un descubrimiento para muchos de nuestros amigos y conocidos. Yo te habia visto actuar en los escenarios rioplatenses y el efecto que causabas en las plateas era solo comparable al de las grandes. Viniste a España por mi amor y nos dedicamos a cultivarlo todo este tiempo. Te debías a ti y a tu talento interpretativo y escénico, la oportunidad de volver a deleitarnos. Lucila Laske nos ofreciste junto a Christian Torres el pianista que te acompañaba, un espectáculo único y diferente que causara sensación allí donde lo llevéis. «Ojo, no soy Gardel» The Show must go on.